
¿Qué ocurrirá tras el 26-O? Escenarios para el dólar, la inflación y la reforma laboral
Política20/10/2025
Con las elecciones del domingo 26 de octubre como telón de fondo, el futuro económico de la Argentina aparece en dos trayectorias distintas según los resultados, informaron fuentes económicas y del mercado. La incógnita se condensa en tres variables clave: el valor del dólar, la inflación y la reforma laboral.
Dólar bajo presión
La combinación de una economía con restricciones cambiarias, apertura importadora y dudas sobre la sostenibilidad del programa económico ha generado un escenario de fuerte tensión cambiaria. Según el informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso): “el actual esquema cambiario no seguirá y veremos un salto devaluatorio de magnitud”.
Cuando se ve que el Tesoro contaba con tan sólo 340 millones de dólares en reservas líquidas al 9 de octubre, “de no llegar nuevos desembolsos, prontamente será el Banco Central de la República Argentina el que salga a vender dólares”, advierten.
Según el proyecto de presupuesto 2026 presentado por Javier?Milei, el dólar oficial cerraría 2026 en 1.423 pesos por unidad, lo que implica una suba nominal moderada pero real apreciación del peso si se cumple.
Sin embargo, informes de mercado estiman que la política cambiaria vigente “no es sostenible” y anticipan una ampliación de la banda del peso o una fuerte devaluación post-elecciones.
Inflación y crecimiento en duda
El presupuesto oficial para 2026 proyecta una inflación del 10,1 por ciento, crecimiento del PBI cercano al 4,5-5 por ciento y superávit primario del 1,5 por ciento del PBI.
No obstante, muchas consultoras consideran esos supuestos “excesivamente optimistas”. Por ejemplo, el Centro de Economía Política Argentina (Cepa) advierte que para que la inflación se reduzca a ese nivel, los meses restantes del año deberían registrar caídas mensuales del IPC por debajo de uno por ciento.
En resumen, para que la narrativa del Gobierno “la inflación va bajando y volvemos al crecimiento” se sostenga, será necesario que varios indicadores coincidan favorablemente. Economistas como Federico?Glustein subrayan que el presupuesto será “de ajuste y sin señales de crecimiento robusto”.
Reforma laboral y modelo productivo
Otra pieza del rompecabezas es la reforma laboral anunciada en el ámbito empresarial para después de las elecciones. El proyecto contempla eliminar convenios colectivos, reemplazar paritarias por “negociaciones libres”, sustituir indemnizaciones por “fondos de cese” financiados por los trabajadores y limitar los juicios laborales.
El contexto actual es crítico: el empleo privado formal registrado bajó de ˜6,4 millones en noviembre de 2023 a ˜6,21 millones en julio de 2025, con más de 169.000 puestos formales perdidos, según la consultora Vectorial.
Así, al menos dos escenarios se abren:
Victoria oficialista contundente: Mayor margen para avanzar con reformas estructurales, mayor acceso a financiamiento externo (por ejemplo, un swap con EE.UU.), pero también mayor exigencia de cumplimiento de metas por los mercados.
Resultado débil o adverso para el oficialismo: El apoyo financiero externo (como de EE.UU.) podría verse comprometido, el tipo de cambio y riesgo país podrían dispararse, y la imposición de reformas se vuelve más difícil.
El gran problema institucional del presupuesto
Cabe señalar que, como se ha observado, la Administración actual gobernó sin ley de presupuesto aprobada en 2024 ni en 2025, utilizando prórrogas del presupuesto de 2023. Esta situación otorga al Ejecutivo discrecionalidad en el gasto y debilita el control legislativo.
El presupuesto 2026 trata de revertir ese déficit institucional, presentándose como un “ancla fiscal” que cumple con las metas pactadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) —pero con advertencias claras de que el margen es acotado.
¿Qué se juega el día después del 26?
El valor del dólar: una devaluación abrupta puede impactar salarios, tarifas, ahorro y reservas.
La inflación: si se dispara, los supuestos del presupuesto se derrumban, al igual que la credibilidad del Gobierno.
El acceso al financiamiento externo: dependerá de la certeza política, la aprobación legislativa y la implementación de reformas.
El empleo y la actividad productiva: la reforma laboral y la apertura importadora ya generan interrogantes sobre el modelo de crecimiento.
La institucionalidad presupuestaria: si nuevamente se necesita prórroga, el poder ejecutivo mantendrá márgenes de discrecionalidad y el Congreso perderá relevancia en el control del gasto.
En definitiva, el 27 de octubre podría marcar el inicio de un ciclo distinto para la economía argentina —o la continuación de una trayectoria de alto riesgo. La clave está en cuáles de esos escenarios se concretan.
fuente AIM


